8 de junio de 2023
Un idioma sin manchas, de Ramón Alemán

Ramón Alemán es, entre otras ocupaciones, el creador del blog Lavadora de textos, que se ocupa de artículos relacionados con el correcto uso del idioma. Ha escrito varios libros sobre lingüística, además de trabajar como corrector de textos, tanto a nivel independiente, así como en distintas redacciones de periódicos, principalmente en las Islas Canarias, de donde es originario.

Algunos de los artículos que aparecen en el libro —según cita el propio autor—, ya han sido publicados en su blog, citado anteriormente. A través de distintas secciones (La ortografía, un acuerdo entre iguales; tropezaderos lingüísticos; deportes de riesgo; Andalucía, Canarias y América; misterios de la gramática; delito y perdón; la corrección de textos; guardianes de la lengua), va desgranando dudas y errores habituales en el uso de nuestro lenguaje, así como aspectos relacionados con su profesión de corrector de textos, y referencias a guardianes del lenguaje, esto es, personas que se dedican a mantener y estudiar el idioma castellano, algunos de ellos conocidos por su aparición en medios de comunicación.

Tengo que decir que el libro me ha gustado; la variedad de temas tratados es bastante amplia, y además, tratados con los suficientes ejemplos, y además —y esto se agradece—, con buen humor. El autor hace gala en diversas ocasiones de su origen canario, y su implicación en la conservación en la variante del dialecto canario, y en el orgullo de su uso, y esto, lógicamente, me parece bien.

Hay un par de cuestiones que me gustan menos: en ocasiones, es un tanto repetitivo, a la hora de citar algunos temas; quizás se debe a que parte de los capítulos están extraídos de su citada web, en la cual, se pueden considerar más independientes del resto de artículos publicados en el blog. La segunda cuestión que tampoco me gusta es, siendo yo perteneciente a ese cinco por ciento de hablantes de castellano que distinguimos la pronunciación de los fonemas /z/ y /s/ —es decir, los pertenecientes a las zonas centrales y norte de España—, que me siento un poco maltratado —posiblemente sea un término excesivamente vehemente—, debido a cierta desconsideración que ha existido en el pasado hacia el resto de hablantes del castellano, debido al seseo (o ceceo) que emplean en su habla, tratándonos como si fuésemos poco más o menos que los raros de la película; eso sí, ninguna mención a otros países que tienen algún rasgo característico y distinto en la pronunciación que hacen del lenguaje; noto en ello cierta animadversión hacia parte de los godos, como se nos llama en Canarias (en algunos casos, de forma despectiva).

Efectivamente, me consta que, principalmente hasta hace pocas décadas, creo que ahora ya está superado, existía por parte de algunos sectores una desconsideración hacia hablantes con otro acento, principalmente andaluces (no recuerdo lo mismo hacia canarios); esto me parece inadmisible. En mi opinión, el acento andaluz me parece precioso, y no debe ser motivo de burla. Pero esto no es la norma de los godos. También hay que citar a ciertos profesionales de medios de comunicación y políticos que, siendo de origen andaluz, han cambiado su idioma, para hacerlo similar a los del centro y norte de España, algo que tampoco me parece bien; creo que el acento forma parte de la cultura de una región, y debe ser mantenida. Posiblemente, la presión social (real o autoimbuída) hace que dichos profesionales decidan cambiarse el acento. Pero no se puede generalizar hacia el conjunto de hablantes del centro y norte de España, y que además, no dudo de que estemos orgullosos de ser distintos.

Aparte de estas consideraciones, me parece un libro realmente recomendable; espero que me haya ayudado a escribir mejor, empezando por este artículo.

Podéis encontrarlo aquí.